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SANTO DOMINGO.- El pasado 21 de enero se cumplieron 70 años del inicio del proceso de fundación del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), el más antiguo del país y que ha sido actor de primer orden en la historia política dominicana, tanto por sus grandes aportes a la democratización del país, como por reproducir más que ninguno las características del pueblo dominicano. Su historia permite comprender mejor la política dominicana actual.
El partido del exilio antitrujillista (1939-1961)
El Partido Revolucionario Dominicano tuvo su primera manifestación en una reunión que tuvo lugar en el poblado “El Cano”, de las afueras de La Habana, Cuba en la casa del combatiente compañero Virgilio Mainardi Reyna, y se formalizó como organización dos años más tarde en el Primer Congreso Constitutivo, con la participación de las delegaciones de La Habana, Santiago de Cuba, Guantánamo, Bayámo, Nueva York, Puerto Rico y Venezuela, en presencia de los dirigentes Rómulo Betancourt, de Acción Democrática de Venezuela, y Luís Alberto Sánchez del APRA del Perú.
Tres fueron los protagonistas principales de esas jornadas memorables: Juan Isidro Jimenes Grullón, Juan Bosch Gaviño y Enrique Cotubanamá Henríquez.
Jimenes Grullón, nieto y biznieto de presidentes dominicanos de corte liberal, médico graduado en Francia, promotor cultural, filósofo y sociólogo, salió al exterior tras participar en una vasta conspiración para ultimar a Trujillo en 1934. En 1936 fue indultado luego de padecer torturas y salió al exilio en Puerto Rico y luego pasó a Cuba, donde constituyó en 1938 una organización denominada Unión Revolucionaria Dominicana (URD), convencido de que se requería constituir un partido doctrinario capaz de democratizar al país y hacerlo avanzar en todos los campos.
La formación del líder
Juan Bosch, hijo de inmigrantes de origen español, de formación autodidacta, descolló desde muy joven por su brillante inteligencia e inquietudes literarias. Luego de viajar por Europa y Venezuela regresó al país en 1929. En 1932 fue encarcelado por motivos propios del régimen de opresión que se iniciaba. Tras aparentar sumisión al Dictador, logró salir en 1936 y luego de una permanencia en Puerto Rico ajeno a la política, pasó a Cuba en 1938, donde se integró a la lucha antitrujillista.
Enrique Cotubanamá Henríquez, hijo del brillante abogado y médico Francisco Henríquez y Carvajal, presidente moral de la República durante la intervención militar por Norteamérica del 1916 al 1924. Se formó en Cuba como abogado y filósofo, combatió allí militantemente la dictadura de Gerardo Machado y fue cofundador y diputado del Partido Revolucionario Cubano (Auténtico) de Grau San Martín y de Prío Socarrás, de quien fue además cuñado y cercano colaborador. De éste partió la iniciativa concreta de fundar al PRD.
Juan Isidro consideraba entonces esa fundación prematura, por carecer de fundamentos doctrinarios que le diferenciasen de los principales grupos antitrujillistas del exilio, encabezados por Ángel Morales, en Puerto Rico y Rafael Estrella Ureña en Cuba. Para superar esa limitación, Jimenes Grullón publicó en 1941 la obra: “La República Dominicana: Análisis de su pasado y su presente”, con prólogo de Juan Bosch.
En marzo de ese año tuvo lugar en la Universidad de La Habana el Primer Congreso del PRD, en el cual resultaron electos Jimenes Grullón como secretario general y Juan Bosch como delegado ante de las seccionales. Las seccionales fuera de Cuba quedaron dirigidas por el Dr. Leovirgilio Cuello en Puerto Rico, Lic. Luís F. Mejía en Venezuela, y Juanito M. Díaz en Nueva York.
Esta dirección resultó a la postre incapaz de evitar el enfrentamiento entre “los Juanes”. Juan Isidro, de brillante inteligencia y pensador profundo, y Bosch, gran literato, con un carisma y habilidad social extraordinarios, pero las condiciones se hacían favorables para una acción contra el trujillato.
Presidencia provisional
De ahí que en 1944 se auspició el Congreso de la Unidad en la misma Universidad, que designó al prestigioso Dr. Leovirgildo Cuello como delegado general del Frente Unido de la Liberación Dominicana, quedando Juan Bosch como delegado para América Latina y candidato a la presidencia provisional de la República.
Esto permitió dar una imagen de unidad con vistas a los intentos expedicionarios de “Cayo Confites” en 1947 y luego de “Luperón” en 1949, con el apoyo de los gobiernos de Cuba, Venezuela y Guatemala, pero ya en 1950 el II Congreso celebrado en la residencia de Juan Bosch en La Habana, terminó por marginar a Juan Isidro y a convertir al anfitrión en líder indiscutido de esa organización, aunque Alexis Liz fue electo entonces Secretario General y éste quedó inicialmente como Secretario de Asuntos Especiales.
La corriente del populismo, que había surgido con fuerza en México y Sudamérica desde la segunda década del pasado siglo, con sus consignas antiimperialistas y socializantes, había de vincularse, tras la lucha antifascista que acompañó a la Segunda Guerra Mundial, con los reclamos populares por la liberalización de la vida pública.
Nacionalismo revolucionario
De esa manera, nacionalismo y liberalismo, junto a presiones por una creciente participación popular y justicia social, tuvieron su expresión más concreta entonces en el movimiento llamado del “nacionalismo revolucionario” de la postguerra, el cual por un tiempo hubo de denominarse en la zona del Caribe de “izquierda democrática”. Tal fue el marco de referencia que sirvió de guía al Partido Revolucionario Cubano, Acción Democrática de Venezuela y Movimiento Revolucionario de Arevalo en Guatemala, entre otros, mientras en Sudamérica tuvieron gran vigencia la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) del Perú, el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) de Bolivia y los propios movimientos “Justicialista” de Perón en Argentina y del “Estado Nuevo” de Getulio Vargas en Brasil, aunque en una modalidad más autoritaria.
Entre los principios adoptados por el Primer Congreso fueron la libertad, la democracia, el bienestar, la justicia social, el nacionalismo político y económico, y la no reelección presidencial. Ya en el II Congreso del 1950, se destacaron tres objetivos fundamentales,“un régimen de libertades políticas, el desarrollo de la riqueza nacional y la justicia social”, pero en su “Programa Mínimo” de gobierno, se especificaron objetivos políticos, económicos y sociales, en el que se destaca el repudio a los diversos aspectos de la tiranía.
Dictaduras en América
Durante los años cincuenta, se produjo un fortalecimiento de la tiranía trujillista debido a una combinación de la ferocidad y eficiencia del régimen con la guerra fria, que produjo el apoyo de los Estados Unidos. También provocaron un auge de las dictaduras en América, alentadas por los hermanos Dulles desde el Departamento de Estado y la Agencia Central de Inteligencia de ese país.
Por la represión contra la oposición dentro y fuera del país, el PRD privilegió una política de alianzas con otros grupos de oposición, entre los cuales se destacaron el Movimiento Popular Dominicano (MPD) y Vanguardia Revolucionaria Dominicana (VRD).
La lucha por la implantación de la democracia (1961-1978)
Al establecerse en el país como organización política en 1961 tras el tiranicidio de Trujillo. El PRD enarboló como principios fundamentales los establecidos en su lema: “Soberanía Nacional, Libertad, Democracia y Justicia Social” aunque manteniendo en alto los objetivos enunciados anteriormente y en el orden táctico proclamó el “borrón y cuenta nueva”, para neutralizar la oposición de los trujillistas y sus colaboradores.
El experimento democrático que significó el triunfo del PRD en 1962 y el gobierno de Juan Bosch del 1963, se inscribe dentro de la corriente de la “izquierda democrática”, el cual fue aplastado por el golpe cívico-militar de la oligarquía de 1963 y los grupos conservadores de un país que salía de las tinieblas del régimen trujillista, sin mucho más experiencia política que el anticomunismo irracional que utilizaba el dictador como arma para reprimir a sus contrarios.
El retorno a la institucionalidad democrática en 1965 con el PRD a la cabeza, encontró la resuelta oposición norteamericana, por el apoyo popular y de las izquierdas a ese movimiento, desencadenando una guerra civil y la intervención militar norteamericana.
Tras la virtual imposición del gobierno de Joaquín Balaguer y su Partido Reformista en 1966, con su carácter represivo, éste encabezo una verdadera contrarrevolución durante doce años, pero impulsó un vasto programa de obras públicas que estimuló el crecimiento de la clase media urbana.
En esas condiciones, las diferencias en el liderazgo nacional del PRD se manifestaron con la salida de Bosch del partido en 1973, quien paso a formar el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y la conversión de José Francisco Peña Gómez en su líder máximo como Secretario General, pasando el hacendado Secundino Gil Morales a ser su Presidente, el cual sería sustituido luego por el Lic. Jacobo Majluta.
Peña Gómez nació en Loma del Flaco, de Mao, cuyos padres fueron dominicanos de color oscuro que huyeron hacia el vecino país para escapar de la matanza haitiana, que desató Trujillo en 1937, por lo que éste fue protegido por una pareja de Montecristi que lo acogió y enseño las primeras letras. Su extraordinaria inteligencia le permitió avanzar en la escuela mientras se ganaba la vida en diferentes oficios, particularmente el de maestro, en tanto se cultivaba como ávido lector y practicaba la locución y la declamación.
A la llegada de la Comisión del PRD el 5 de julio del 1961, encabezada por Ángel Miolán fue de los primeros en inscribirse en el Partido, en el cual se le asignaron las funciones de encargado de Prensa y Propaganda, convirtiéndose en poco tiempo en su líder juvenil.
Al iniciarse la insurrección de 1965 le correspondió a Peña hacer el llamado al pueblo para tomar las calles a defender el restaurado orden constitucional.
El nacionalismo revolucionario fue en los años de postguerra la bandera de lucha del PRD. Este que asumía el criterio de que la recuperación de la plena soberanía nacional, la nacionalización de las minas, la reforma agraria y la protección aduanera eran suficientes para generar un crecimiento industrial y agropecuario capaces de producir un proceso de desarrollo acelerado de economía. Terminó gastando sus esfuerzos enfrentando las presiones sociales que el mismo proceso engendró, sin poder producir cambios duraderos en la estructura económica y social dominada por el poder oligárquico tradicional y el imperialismo norteamericano.
Las luchas populares de 1976
A partir de las experiencias derivadas de las luchas populares que se libraron en esos años por la libertad y contra la dependencia y corrupción del régimen balaguerista, el PRD adoptó desde su Octava Convención Nacional del 1976 la “Revolución Democrática Nacional” como su objetivo fundamental a alcanzar para el país en los años venideros.
La llamada revolución democrática nacional fue un proyecto político más acabado que el nacionalismo revolucionario, encaminado a afianzar la libertad, la independencia y el desarrollo autodirigido de las fuerzas productivas del país, con los siguientes objetivos básicos:
Autodeterminación Nacional; vigencia de las libertades democráticas; aprovechamiento de las riquezas naturales; control de nuestro mercado y de las empresas transnacionales; dominicanización de los recursos financieros; reforma agraria integral; industrialización efectiva; control de la calidad y los precisos de los productos; salud y educación para todos; cultura nacional popular.
1 Response to "El PRD en 70 años de historia patria, sus orígenes y evolución doctrinaria"
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